domingo, 24 de julio de 2016

Un cuentero paraguayo: Marco Flecha Torres


            Oriundo de Tacuati (Paraguay), Marco Flecha Torres debuta con su primer libro Chorritos (Cospel, Resistencia, Argentina), un volumen de catorce microrrelatos. 
La historia de Marco Flecha Torres es también la historia de muchos niños paraguayos, niños que crecieron al calor de las historias que les contaba el abuelo, la abuela (como en el relato “Superstición”) o viajeros sedientos que recorren de a pie todo el país, buscando ese algo que nunca encuentran y cuentan historias a cambio de un vaso de agua. El autor nos explica todo eso en el prólogo al libro: “Me hice comunicador, animador y sobre todo cuentero. Y contando cuentos llegué a Sevilla a seguir transitando por estas geografías de la ficción y la realidad…” (pág. 9). Nada más leerlo nos damos cuenta de que el autor parece realmente un personaje más de la literatura. Su biografía también es una historia apasionante y merece ser contada y escrita.
Con los relatos de este breve libro, descubrimos a un autor que al parecer no solo es bueno en la narración oral; también descubrimos a un escritor que tiene madera de narrador, que ha leído y vivido mucho.
Marco Flecha Torres, como una especie de rapsoda, bebe del origen mismo de la literatura, de la oralidad. Y como un verdadero cuentero ha viajado por el mundo, como los sedientos caminantes que recorrían todo el Paraguay. Marco Flecha Torres ha tenido el mismo destino. Solo que él parece saber lo que está buscando, que es deleitar al oyente. En este caso, al lector que no puede asistir a los encuentros que organiza. Justamente en el mes de agosto volverá a Paraguay y pasará también por Argentina para seguir contando cuentos.
Un detalle que quiero anotar antes de seguir. En Paraguay, el término “cuentero” (como en España “cuentista”) tiene connotaciones peyorativas, se dice de la persona chismosa. Pero Marco Flecha Torres es un cuentero en el buen sentido de la palabra, claro está.  
Algunos de los relatos que componen Chorritos (Un gotero de relatos) hablan de la emigración, como “Ostracismo” y “Los oficios de la vida”. Contados con un tono irónico, a veces anecdótico, podemos ver en ellos una crítica a la sociedad.
Unos de los personajes muy recurrentes de la literatura paraguaya es sin duda Alfredo Stroessner, que aparece muchas veces como villano, por más que tome otra apariencia, como la del Doctor Francia, en Yo el Supremo. En el relato “El gran cartel”, de Flecha Torres, se hace hincapié en la influencia de Stroessner que aún existe en la sociedad paraguaya, sobre todo en lo político. Lo que este relato nos quiere decir es que la sombra del dictador es alargada y sigue oscureciendo el rostro del país. El pueblo no ha podido liberarse por completo de sus tentáculos. Se hace referencia a la destrucción de aldeas para construir sojales: el tema de la soja suele estar relacionado con la figura del dictador, o al menos con los que siguen hoy en día su política. Lo cierto es que Flecha Torres demuestra que se preocupa ante todo por los temas sociales. De ahí que en muchos de sus relatos se inspire en cuestiones que aquejan a la sociedad desfavorecida, de ahí que a veces su literatura parezca anecdótica. Pero su relato solo es la punta de iceberg de lo que nos quiere decir. Su mirada objetiva va más allá de lo acontecido. Tiene un trasfondo histórico muchas veces, como el caso de “El gran cartel”.
En mi opinión, los relatos más cortos de este libro son los más logrados; los que más nos sugieren y nos hacen pensar e imaginar. El autor pretende que el lector complete la historia, quiere que nosotros también participemos. Destaco, por ejemplo, “Aleteos”, un relato con un final que da sentido y encaja y se une con el principio del relato. Léanlo ustedes mismo:

“Cruzaron mariposas negra sobre nuestras cabezas. Cientos, miles iban aleteando, como si salieran de alguna aldea de mariposas negras. Trazamos con la mirada un camino hacia su naciente. Vimos el humo tras su vuelo, y más abajo, al terminar la parábola, el fuego sobre el techo de paja de nuestra vecina. De allí brotaban”.     
 
Hay otros microrrelatos que tienen imágenes metafóricas que suenan a poesía, como “Abril”:
 
“La primavera llegó con un temporal. Los vientos agitaron árboles y nos empapamos de flores”.
 
Marco Flecha Torres, un artista hecho a sí mismo, un trotamundos, un viajero de la palabra, de la literatura esencial, pero también una voz que quiere hacernos pensar, pero sin olvidar sacarnos alguna sonrisa en cada cuento. Vale la pena buscarlo y leerlo. Puede que un día pase por vuestra casa y os cuente su historia, su historia de caminante.

 

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