miércoles, 3 de junio de 2015

Tratado de identidad

  
   Un mes estudiando para los exámenes. Metiendo en mi pequeño cerebro datos, nombres, fechas, definiciones y rasgos fonéticos y versos y políptotos y  polisíndetons y ¡ah! muchas otras cosas que ya he olvidado y que tal vez nunca me habrían servido para sobrevivir en este mundo.
Después de tantos días de empollar, descubro que subí de peso casi cinco kilos. Los números no mienten, tal vez es la sabiduría la que pesa. Sí, señor. Menos mal, que a partir de ahora puedo dedicarme a beber literatura pura, como Tratado de identidad (Oblicuas, 2014), el nuevo de libro del joven poeta Miguel Floriano.  
Sin duda alguna, a Floriano, como a todo poeta, le gusta jugar con las palabras. Es una forma de descubrir lo que está oculto en la hoja en blanco, en la mente en blanco. Descubrimos en estas páginas poemas de amor y poemas que hablan sobre la propia poesía y la palabra, es decir, el acto del lenguaje; otros, los que más destaco, son irónicos, como este que copio a continuación:

IV. La madre
            Mother do you think they’ll drop the bomb?
            Mother do you think they’ll like this song?
            Mother do you think they’ll try
            to break my balls?
            Pink Floyd

Ya está bien. No te has comido
las lentejas –y eso que mira, hoy les eché
esa morcilla que siempre dices que no tienen,
que les falta–. Ya no sé
qué darte de comer, todos los días
arroz o pasta, nada más. Ni siquiera
te gusta el estofado. Tu cuarto,
para colmo, hecho una auténtica
leonera. Con esta vida que
llevas, hijo mío, no es posible
convivir: como no cambies dejaré
de comprarte libros de poesía.
  
           

            Es solo una muestra de las piezas valiosas que guarda Tratado de identidad. Un libro que hace que valga la pena tanta espera para leer literatura. 

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