lunes, 30 de abril de 2012

Frutas de jardines ajenos X

La vida es estrecha y yo soy ancho.
               
La gente corrompe a los animales.
               
Yo, como Sócrates, filósofo en lugar de hacer algo.
               
Sepa que cada persona guarda en sí un idiota y un estafador: el idiota es el sentimiento, y el estafador, la inteligencia.
               
Siento, querido amigo, que apenas me cree… Me alegro por usted. ¡Bien! ¡No crea al hombre! Porque siempre, cuando habla de sí mismo, ¡miente! Miente en la desgracia para despertar hacia él más compasión, y miente en la felicidad para que le envidien más, en todos los casos para aumentar la atención que le prestan.
               
Y es que la agonía del moribundo siempre es más natural y más fuerte que las descripciones más exactas y artísticas de la muerte.

Como todo, incluso la poesía pierde su santa sencillez cuando de ella se hace una profesión.

Son injustos aquellos predicadores que nos reprochan egoísmo, ya que, en el propósito desinteresado de ver a la gente mejorar, siempre nos olvidamos de nosotros mismos.

El alma del hambriento siempre se alimenta mejor y más saludablemente que el alma del saciado, he ahí la cuestión, ¡de la cual se puede sacar una inteligente deducción sobre la utilidad de los saciados!
Maksím Gorki, Los Vagabundos

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